Aprendizaje y Teoría
En su concepto más amplio, el APRENDIZAJE ocurre cuando la experiencia produce un
cambio relativamente permanente en el conocimiento o la conducta del individuo,
modificación que puede ser deliberada o no, para mejorar o para empeorar.
Para calificar como aprendizaje, el cambio debe ser producido por la
experiencia, la interacción de una persona con su entorno, de ahí
que no llamemos aprendizaje a los cambios producidos por la
maduración, como crecer o encanecer, ni los temporales que
resultan de enfermedades, fatiga o hambre.
La persona que no ha
comido en dos días no aprende a estar hambrienta ni la que está
enferma aprende a correr más lentamente, aunque es obvio que el
aprendizaje interviene en la forma en que respondemos al
hambre o a la enfermedad.
Nuestra definición especifica que los cambios que resultan del
aprendizaje se encuentran en el conocimiento o la conducta, u aunque casi todos los
psicólogos estarían de acuerdo con esta afirmación, algunos resaltan el cambio en el
conocimiento y otros en la conducta. Los psicólogos cognoscitivos, que destacan el
conocimiento, consideran que el aprendizaje es una actividad mental interna que no puede
observarse de manera directa.
¿Qué es una teoría?
• Una teoría proporciona la explicación general de las observaciones científicas realizadas
• La teorías explican y predicen comportamientos
• Una teoría nunca puede establecerse más allá de toda duda
• Una teoría puede ser objeto de modificaciones
• En ocasiones una teoría tienen que ser desechadas, si durante la prueba no se valida, otras
veces pueden tener validez por mucho tiempo y de pronto perderla. (Dorin, Demmin y
Gabel, 1990)
¿Dónde comienza el aprendizaje?
Cuando interactuamos con el mundo. En el cerebro y en nuestro cuerpo este APRENDIZAJE
toma forma de comunicación entre neuronas, que son células especializadas adaptadas
específicamente para transmitir mensajes eléctricos a través de todo el cuerpo por medio de
unas ramificaciones que poseen llamadas dendritas
Aprendizaje y conducta.
A lo largo de los tiempos, el ser humano se ha hecho una pregunta clásica: ¿QUIEN SOY YO?
Desde Hipócrates (400 A.C.) hasta nuestros días, el hombre ha ideado diversas formas y
métodos de dar respuesta a esta interrogante. Así han surgido múltiples enfoques, y teorías.
Una de las que ha prevalecido hasta nuestros días, a pesar de su antigüedad, data de la época
de los griegos, es la descripción por medio del estudio de los TEMPERAMENTOS.
Hipócrates, basándose en la teoría de Empédocles, decía que el cuerpo humano está lleno de
cuatro sustancias básicas, llamadas humores (líquidos), cuyo equilibrio indica el estado de
salud de la persona. Así, todas las enfermedades y discapacidades resultarían de un exceso o
un déficit de alguno de estos cuatro humores. Estos fueron identificados como bilis
negra, bilis, flema y sangre.
Tanto los griegos como el resto de las sociedades posteriores de Europa occidental que
adoptaron y adaptaron la filosofía médica clásica, consideraban que cada uno de los cuatro
humores aumentaba o disminuía en función de la dieta y la actividad de cada individuo.
Cuando un paciente sufría de superávit o desequilibrio de líquidos, entonces su personalidad y
su salud se veían afectadas.
Las investigaciones modernas de la fisiología y endocrinología, han puesto de manifiesto
que la formulación de Hipócrates sobre los humores es falsa. Pero han comprobado la
correspondencia entre lo fisiológico y lo psicológico, y han dado la razón a la intuición de los
antiguos de que el fondo emocional, está condicionado por la química corporal.
A partir de 1966, un psicólogo cristiano de nombre Tim La Haye retoma la teoría hipocrática
de los cuatro temperamentos básicos, ya no bajo una óptica "humoral", sino bajo una óptica
genética o hereditaria, y le adiciona a la vieja teoría la premisa de que en una persona pueden
estar contenidos por lo menos dos temperamentos simultáneamente y, en la mayoría de los
casos, uno de esos temperamentos será el preponderante.
Si bien esta teoría tiene muchos detractores que la acusan de retrógrada y falta de bases
científicas, también es cierto que tiene un sin número de seguidores que la apoyan
particularmente por ser sencilla y, a la vez, práctica y eficaz para entender la conducta de las
personas y ayudarlas en su mejoramiento personal. Antes de entrar en los detalles de los
temperamentos básicos y sus combinaciones promulgados por Tim LaHaye, es importante
tener claro el concepto de temperamento.
¿Qué es el temperamento?
Es la combinación de características con las que nacemos y que afectan subconscientemente
el comportamiento humano. Estas características están dispuestas genéticamente sobre la
base de nacionalidad, raza, sexo y otros factores hereditarios.
¿Qué es el carácter?
Es el resultado del temperamento natural modificado por la instrucción, educación, actitudes
básicas, creencias, principios y motivaciones recibidas en la infancia. Es el alma del hombre
constituida por la mente, las emociones y la voluntad.
El temperamento que cada uno poseemos, es lo que da la pauta y el matiz a nuestro carácter.
Uno de los principales objetivos al analizar nuestro temperamento es alcanzar un equilibrio
entre lo que demostramos a través de nuestra personalidad, lo que somos por herencia y lo
que transmitimos con nuestras actitudes. El descubrir nuestro temperamento nos debe llevar a
detectar las debilidades propias y tener muy claras, a su vez, las fortalezas, para desarrollar
nuestro potencial basándonos en ellas.
Ningún temperamento es más ventajoso que otro,
todos los temperamentos tienen sus virtudes y sus
defectos. Dependerá de cómo la persona conozca a
profundidad su temperamento para que pueda sacar
provecho de él. El reconocer las fortalezas facilita
ejercerlas con conciencia, y aceptar las debilidades
permite que se puedan mantener bajo control.
El temperamento ejerce una gran influencia en
nuestro desarrollo, en nuestra habilidad académica,
nuestra aptitud vocacional, nuestro estilo y habilidad
para relacionarnos con otros. Nos ayuda a
comprendernos y aceptarnos a nosotros mismos.
Estilos de aprendizaje.
Modelo de KolbEl modelo de estilos de aprendizaje elaborado por Kolb supone que para aprender algo debemos trabajar o procesar la información que recibimos. Kolb dice que, por un lado, podemos partir:
a) de una experiencia directa y concreta: alumno activo.
b) o bien de una experiencia abstracta, que es la que tenemos cuando leemos acerca de algo o cuando alguien nos lo cuenta: alumno teórico.
Las experiencias que tengamos, concretas o abstractas, se transforman en conocimiento cuando las elaboramos de alguna de estas dos formas:
a) reflexionando y pensando sobre ellas: alumno reflexivo.
b) Experimentando de forma activa con la información recibida: alumno pragmático. Según el modelo de Kolb un aprendizaje óptimo es el resultado de trabajar la información en cuatro fases: En la práctica, la mayoría de nosotros tendemos a especializarnos en una, o como mucho en dos, de esas cuatro fases, por lo que se pueden diferenciar cuatro tipos de alumnos, dependiendo de la fase en la que prefieran trabajar:
1) Alumno activo
2) Alumno reflexivo
3) Alumno teórico
4) Alumno pragmático
En función de la fase del aprendizaje en la que nos especialicemos, el mismo contenido nos resultará más fácil (o más difícil) de aprender de cómo nos lo presenten y de cómo lo trabajemos en el aula.
Modelo de la Programación Neurolingüística de Bandler y Grinder.
Este modelo, también llamado visual-auditivo-kinestésico, toma en cuenta que tenemos tres grandes sistemas para representar mentalmente la información, el visual, el auditivo y el kinestésico. Utilizamos el sistema de representación visual siempre que recordamos imágenes abstractas (como letras y números) y concretas.
El sistema de representación auditivo es el que nos permite oír en nuestra mente voces, sonidos, música. Cuando recordamos una melodía o una conversación, o cuando reconocemos la voz de la persona que nos habla por teléfono estamos utilizando el sistema de representación auditivo. Por último, cuando recordamos el sabor de nuestra comida favorita, o lo que sentimos al escuchar una canción estamos utilizando el sistema de representación kinestésico.
La mayoría de nosotros utilizamos los sistemas de representación de forma desigual, potenciando unos e infrautilizando otros. Los sistemas de representación se desarrollan más cuanto más los utilicemos. La persona acostumbrada a seleccionar un tipo de información absorberá con mayor facilidad la información de ese tipo o, planeándolo al revés, la persona acostumbrada a ignorar la información que recibe por un canal determinado no aprenderá la información que reciba por ese canal, no porque no le interese, sino porque no está acostumbrada a prestarle atención a esa fuente de información. Utilizar más un sistema implica que hay sistemas que se utilizan menos y, por lo tanto, que distintos sistemas de representación tendrán distinto grado de desarrollo.
La Persona Visual
Entiende el mundo tal como lo ve; el aspecto de las cosas es lo más importante. Cuando
recuerda algo lo hace en forma de imágenes; transforma las palabras en imágenes y cuando
imagina algo del futuro lo visualiza. Son muy organizados, les encanta ver el mundo ordenado
y limpio, siempre están controlando las cosas para asegurarse de que están bien ubicadas. La
gente visual suele ser esbelta. Su postura es algo rígida, con la cabeza inclinada hacia delante
y los hombros en alto. Se presenta bien vestida y siempre se le ve arreglada y limpia. La
apariencia le es muy importante, combina bien su ropa y la elige con cuidado.
La Persona Auditiva
Tiende a ser más sedentaria que la visual. Es más cerebral que otros y
tiene mucha vida interior. Estará muy interesado en escuchar. La
persona auditiva es excelente conversadora. Tiene una gran capacidad de organizar mentalmente sus ideas. A veces parece estar de mal humor debido a su
sensibilidad a ciertos tipos de ruidos. Normalmente son muy serios y no sonríen mucho. Su
forma de vestir nunca va a ser tan importante como sus ideas. Su estilo tiende a ser
conservador y elegante.
La Persona Kinestésica
Es muy sentimental, sensitiva y emocional. Lleva el “corazón a flor de piel”. Demuestran su
sensibilidad y expresan espontáneamente sus sentimientos. Se relacionan muy fácilmente con
otras personas. La apariencia no les interesa mucho, algunas veces su forma de vestir tiende a
ser descuidada y puede no combinar. Lo que a ellos les importa es sentirse cómodos. Se
mueven mucho pero con soltura y facilidad. Sus posturas son muy relajadas, con los hombros
bajos y caídos. Sus movimientos son lentos y calmados. Gesticulan mucho, se tocan y tocan
constantemente a los demás.
Más sobre la teoría de los 4 temperamentos:
W. (2018b, marzo 8). La teoría de los Temperamentos y el Método de los Colores. THT. Recuperado el 29 de mayo de 2021, de https://tht.company/la-teoria-de-los-temperamentos-y-el-metodo-de-los-colores/
Más sobre las personas visuales, auditivas y kinestésicas.
Modelo de la Programacion Neurolengüistica de Bandler y Grinder - Estilos de Aprendizaje. (s. f.). Estilos de aprendizaje. Recuperado 29 de mayo de 2021, de https://sites.google.com/site/estilosdeaprendizajeitt/home/modelo-de-la-programacion-neurolengueistica-de-bandler-y-grinder
Referencias:
C. (2019, diciembre 17). Los 4 Temperamentos del Ser Humano. El Cerebro Habla. Recuperado el 29 de mayo de 2021, de https://elcerebrohabla.com/2010/03/04/los-4-temperamentos-del-ser-humano/
Aguiar L. (s. f.). UNIDAD 1. Conceptos Básicos. pdf. Recuperado el 29 de mayo de 2021, de file:///home/chronos/u-a57287688a21f5eaff99b82ade88c6497c51ee59/MyFiles/Downloads/ANTOLOG%C3%8DA%20TEOR%C3%8DAS%20DEL%20APRENDIZAJE%20UNIDAD%201%20ALUMNO.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario